El eco de nuestras decisiones (con Mario de El Club Formidable)
Hoy tengo el privilegio de compartir espacio con Mario, creador de El Club Formidable, una comunidad donde se construyen hogares sólidos, se invierte en los hijos y aún hay fuerza para crear culturas positivas en el trabajo.
Mario nos trae una reflexión que golpea en el corazón de la Prevención de Riesgos Laborales: las decisiones rápidas que tomamos bajo presión y cómo sus consecuencias se acumulan silenciosamente hasta convertirse en accidentes evitables.
Porque en PRL esto ocurre constantemente:
El almacén que se organizó “rápido” y ahora es un caos
La máquina que se compró “porque había presupuesto” y no la adecuada
El protocolo que nunca se revisó porque “funciona así”
Este artículo no solo habla de decisiones. Habla de conciencia. Y de tener el coraje de corregir lo que no funciona antes de que sea demasiado tarde.
Te dejo con Mario. 👇
¿Sabes realmente el eco de tus decisiones… o lo estás ignorando?
Spoiler alert 🚨: Cada decisión tomada tiene eco para el futuro. Si no revisitas ciertas decisiones, estarás pagando un precio de por vida.
Pueden ser decisiones tomadas:
Con prisa. Necesitabas moverte y fuiste con tu intuición.
Con pocos recursos. No podías invertir más y tuviste que decidir “lo más barato”.
Con falta de información. Te faltaban detalles y tomaste lo que en su momento creías que era lo mejor.
Y está bien.
A veces no hay tiempo para evaluar todos los pros y contras. A veces simplemente no tenemos la capacidad de hacerlo.
Vamos con nuestra intuición. Y muchas veces es lo correcto.
Pero hay un problema que casi nadie menciona: el eco de esas decisiones.
Ahora lectores, ¿preparados?
El eco que arrastramos (y no vemos)
Cuando tomamos una decisión, esta hace eco en el futuro.
Ejemplos:
Eliges usar una máquina disponible al momento en vez de esperar a la que dice el protocolo → Más adelante no podrás realizar tareas concretas por no haber elegido la máquina adecuada (eco).
Organizas el almacén rápido sin señalizar completamente → Más adelante será más difícil moverse con carretillas o cumplir normas de seguridad (eco).
Colocas herramientas solo donde queda espacio, sin pensar en flujo de trabajo → Más adelante algunas tareas se complicarán porque no tendrás la herramienta correcta a mano (eco).
Puede que estés pensando: “Sí, pero hay veces que hay que moverse para no paralizar todo.”
Te entiendo. He estado ahí.
Sin embargo, he aprendido algo muy importante que te comparto ahora.
El problema no es el eco. Es que no lo vemos acumularse.
Aquí está la trampa:
Cada vez que decides “seguir adelante” con esa decisión defectuosa, el coste marginal parece pequeño.
“Sí, hoy perdimos 10 minutos por no tener la herramienta correcta, pero bueno, no es para tanto.”
“Sí, hoy hubo un pequeño problema de seguridad en el almacén, pero nadie se hizo daño.”
“Sí, hoy la máquina no nos dejó hacer esa tarea específica, pero la solucionamos de otra forma.”
El coste marginal es pequeño. Manejable.
Pero el coste acumulativo es enorme.
Y no lo ves. Porque estás mirando cada iteración, no el total.
10 minutos hoy + 10 minutos mañana + 10 minutos cada día durante 6 meses = 50 horas perdidas.
Un pequeño problema de seguridad cada semana durante un año = una cultura de seguridad deteriorada.
Una solución temporal cada vez que la máquina no funciona = un equipo que ha normalizado la ineficiencia.
Esa es la primera trampa del eco: mides el coste marginal, no el coste acumulativo.
La segunda trampa: te condiciona para el futuro
La segunda trampa es aún peor.
Esa decisión del pasado te condiciona futuras decisiones.
Porque ahora tienes que respetar lo que ya se decidió.
Porque tienes miedo a admitir que esa decisión fue mala.
Porque cambiar de curso significa aceptar una pérdida.
Ejemplo:
Elegiste una arquitectura tecnológica rápida hace 2 años. Funcionó entonces.
Ahora quieres implementar una nueva funcionalidad. Pero esa arquitectura no la soporta bien.
Tienes dos opciones:
A) Volver atrás, rediseñar la arquitectura, asumir el coste. Luego implementar la funcionalidad correctamente.
B) Hacer un “parche” que funcione con la arquitectura actual. Es más rápido. Es más barato hoy.
La mayoría elige B.
Porque el coste de A parece enorme. Y el coste marginal de B parece pequeño.
Pero B te condiciona para la siguiente decisión. Y la siguiente. Y la siguiente.
Hasta que llegas a un punto donde todo lo que haces son parches. Y la arquitectura original se ha convertido en una deuda técnica imposible de pagar.
O esa condición te condiciona tan negativamente en el presente que sientes que estás en una caja. No puedo hacer otra cosa.
Esa es la segunda trampa del eco: te condiciona a seguir construyendo sobre una base defectuosa.
De momento a patrón a relación
Hay tres niveles que necesitas identificar:
1. MOMENTO
Algo que pasa una vez. No requiere atención especial.
Un cambio de prioridades inesperado. Hay que adaptarse. No pasa nada.
2. PATRÓN
Esos momentos se repiten a lo largo del tiempo.
Cambios de prioridades constantes que desestabilizan al equipo. Nadie le hace caso al patrón. Se adapta la nueva realidad al caos. Se sigue sin mirar atrás.
3. RELACIÓN
La relación ya está definida por ese patrón.
El equipo ya no confía en la dirección porque la relación está definida por esa inestabilidad. Se pierde motivación. Se cometen más errores.
Cuando no intervienes en el nivel de patrón, llegas al nivel de relación.
Y ahí, arreglar es mucho más costoso.
Todas las decisiones tienen dos caras
Toda decisión tiene una parte buena y una parte mala.
Cuando dices que sí a algo, dices que no a muchas más cosas.
Tus síes tienen que valer más que tus noes.
Eliges una tecnología, un proveedor, una estrategia, una forma de liderar tu equipo, un protocolo, un material, lo que sea.
Esa decisión es positiva para ciertas cosas. Y negativa para otras. Y te condiciona para el futuro.
Ser consciente de eso es el primer paso.
Porque si no lo eres, cuando esa decisión empieza a mostrarte sus consecuencias negativas, no entiendes de dónde vienen.
Y sigues construyendo sobre esa base defectuosa.
Volver atrás no es fracaso
Si hoy te sientes en tu empresa, en tu equipo, en tu proyecto, como si estuvieras en una caja por una decisión que tomaste hace meses o años...
Si parece que todo está condicionado por esa decisión...
Es mejor parar. Volver atrás. Y asumir el coste.
Que seguir engañándote a ti mismo y aceptar los pequeños sacrificios sin tener la capacidad de visualizar todo lo que está pasando.
Volver atrás no es fracaso. Es conciencia.
Es tener el coraje de decir: “Esta decisión nos está condicionando negativamente. Y aunque cueste, vamos a corregirla de raíz.”
Porque el coste de corregir hoy siempre será menor que el coste acumulado de seguir arrastrando mañana.
Las decisiones tienen eco
Cada decisión que tomas hoy resonará en el futuro.
Algunas decisiones te abrirán puertas. Otras te cerrarán caminos.
Y está bien. Es parte de liderar, de construir, de avanzar.
Pero cuando una decisión pasada te está haciendo sufrir en el presente...
Cuando sientes que estás atrapado en una caja...
Cuando cada nueva decisión está condicionada por un error que arrastraste demasiado tiempo...
Para.
Vuelve atrás.
Corrige de raíz.
Porque las dos trampas del eco son reales:
Trampa 1: El coste marginal te confunde. No ves el coste acumulativo que es mucho mayor.
Trampa 2: Te condiciona futuras decisiones. Te desvía de tu objetivo solo por respetar o tener miedo a lo que ya se decidió.
Y ambas te están costando más de lo que crees.
Haz que tu semana sea Formidable
Piensa en tu momento actual.
Si estás tomando decisiones, recuerda el eco que pueden tener.
¿Qué decisión pasada te está condicionando hoy?
¿Estás midiendo el coste marginal o el coste acumulativo?
¿Es un momento, un patrón o ya define una relación?
¿Cuántos pequeños sacrificios estás acumulando para evitar volver atrás?
Y la pregunta más importante:
¿Cuánto te está costando no corregirlo?
Eres formidable y con margen para sorprender(te).
Porque sí: ya lo estás consiguiendo.
Hasta pronto ✌️
Mario
Reflexión final de Consciencia Laboral
Gracias Mario por este artículo tan necesario.
En Prevención de Riesgos Laborales vemos constantemente estos “ecos”:
El EPI que se compró “porque era más barato” y ahora genera molestias
La formación que se hizo “para cumplir” y nadie recuerda
El casi-accidente que se ignoró porque “no pasó nada grave”
Cada pequeño coste marginal se acumula. Hasta que un día hay un accidente.
Y entonces el coste acumulativo se hace evidente. Pero ya es tarde.
La conciencia laboral empieza cuando somos capaces de ver esos patrones antes de que definan la relación con la seguridad de nuestro equipo.
Si quieres conocer más sobre el trabajo de Mario y unirte a El Club Formidable:
Muchas gracias por leer hasta aqui, nos leemos pronto.






Muchas gracias por invertir en la seguridad de todos Celia :)