Narcisismo encubierto y liderazgo tóxico: una amenaza silenciosa para los perfiles sensibles
Hay cosas que no se explican fácilmente. Sensaciones vagas, como una incomodidad que se instala en el cuerpo cuando hablas con alguien que, en teoría, te apoya. O ese agotamiento que no entiendes, porque “no ha pasado nada grave”, pero tú estás drenada por dentro.
Durante mucho tiempo pensé que era yo. Que sentía demasiado. Que no sabía adaptarme.
Ahora empiezo a comprender que lo que vivía no era “sensibilidad excesiva”, sino la respuesta natural de un cuerpo que intenta protegerse de un entorno que le duele.
Liderazgos que no gritan, pero desgastan
No todos los liderazgos tóxicos son visibles. A veces no hay gritos, ni órdenes, ni malas formas. Hay silencios. Indiferencia. Elogios vacíos. Contradicciones. Hay una sensación constante de que si no estás alerta, te quedas atrás. Y de que tu valor depende de lo útil, callada y disponible que seas.
Eso también es una forma de narcisismo. Más sutil, más difícil de nombrar. Un tipo de liderazgo que necesita control, que se alimenta de la validación, pero que nunca te da estabilidad emocional. Y si eres una persona altamente sensible (PAS), ese vaivén emocional, te pasa factura.
Quienes sentimos mucho, también vemos mucho. Notamos los matices: cuando alguien dice algo amable, pero con tono cortante, cuando se elige a quién cuidar y a quién dejar fuera, cuando los “buenos días” pesan.
Lo que otras personas ignoran, nosotras lo absorbemos.
Y eso cansa. No solo por lo que ocurre, sino porque no puedes explicarlo sin parecer exagerada. Aprendemos a silenciarnos, a adaptarnos, a sonreír mientras por dentro sentimos que algo no va bien. Yo he salido de reuniones sin saber qué había pasado… solo sabía que me dolía el pecho y tenía ganas de llorar.
Lo que no se ve… también cuesta dinero
No estamos hablando solo de emociones. Estamos hablando de salud. De cuerpos que enferman en silencio. Y esto también se refleja en los datos: el absentismo laboral en España alcanzó en el primer trimestre de 2025 un 7 % del total de horas pactadas. De ese total, un 5,5 % fue por incapacidad temporal, es decir, por enfermedad (Randstad Research).
Cada día, más de 1,5 millones de personas no van a trabajar. Y no siempre es por motivos físicos. Detrás de muchas bajas hay ansiedad, agotamiento, desmotivación. Hay culturas laborales que erosionan poco a poco hasta que el cuerpo dice “basta”.
¿Y la prevención?
Los riesgos psicosociales existen, aunque no dejen moratones. Y el liderazgo es uno de ellos. Si no se gestiona bien, puede ser fuente de estrés crónico, conflictos, inseguridad y, en el peor de los casos, abandono emocional del trabajo.
Algunas ideas, desde lo que he vivido
No tengo recetas, pero sí algunas intuiciones:
🔹 Escuchar de verdad. No solo preguntar “¿todo bien?”, sino crear espacios donde se pueda hablar sin miedo.
🔹 Formar a los líderes en empatía real, no en técnicas de motivación vacía. Que aprendan a sostener, no solo a exigir.
🔹 Incluir preguntas incómodas en las evaluaciones: ¿te sientes segura? ¿puedes expresar tus ideas sin miedo a represalias?
🔹 Normalizar la sensibilidad como una forma de inteligencia emocional, no como un defecto que hay que corregir.
Para terminar
No necesitas llevar diez años trabajando para darte cuenta de que algo está mal. A veces, basta con una experiencia que te revuelve por dentro. Con una sensación de que vivir en modo alerta constante no puede ser normal.
Yo no quiero pasarme la vida adaptándome a entornos que me apagan. Quiero contribuir a que el trabajo sea un lugar donde podamos estar bien. Donde sentir no sea un problema, sino un recurso.
Y sé que no soy la única.
Porque lo que no se ve, también importa.
Y porque cuidar de las personas también es prevenir.
Mientras tanto cuídate mucho, nos leemos a la próxima.
Muchas veces ese desgaste es tan sutil pasa desapercibido incluso para una misma, hasta que el cuerpo empieza a dar señales. Me parece clave que se hable de estas formas de malestar que no siempre se ven pero que están ahí
Buenísimo escrito y estrategias 🧡 ¡gracias!