Neurociencia del aprendizaje: cómo entrenar tu cerebro en el trabajo y mejorar el bienestar laboral
Claves para aprender más rápido en entornos laborales cambiantes.
Estoy frente al ordenador, con el café en la mano, frunciendo el ceño y soltando un “uff” silencioso. En segundos, mi mente repasa correos, reuniones, tareas… y la pregunta inevitable: “¿Y hoy a qué hora salgo?”. Diez minutos después, sigo pensando en lo que pasó ayer, en mensajes sin contestar… y aún no he empezado lo importante del día.
Mi cerebro salta de pensamiento en pensamiento. Mientras tanto, noto ese estrés esa presión… todo esto activo cortisol y reduce mi concentración. Aunque parezca que estoy ocupada, no estoy aprendiendo ni rindiendo como debería.
Y es que, aunque suene mal, nuestro cerebro es plástico. Cada habilidad que practicamos fortalece conexiones neuronales, pero no sirve repetir tareas mecánicamente, porque satura y mucho.
Cuando sientes la motivación marca la diferencia, si esa motivación que hablan los managers y lo líderes para realizar el trabajo, pero es que aprender algo que nos beneficia, mejora la productividad y nos sentirnos bien liberando la dopamina, que potencia la memoria y la atención.
Esto es la neurociencia del aprendizaje aplicada al trabajo. He decir, que no soy neurocientífica, pero, ante todo, me gusta averiguar del porqué y de los para qué.
Y nada aquí, entra la Prevención de Riesgos Laborales (PRL) y el bienestar laboral. Un entorno seguro, con pausas y tiempo para desconectar, protege la salud mental y optimiza el aprendizaje. Estrés crónico, presión constante o jornadas maratonianas bloquean la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Pausas estratégicas y desconexión, aunque sean 3 minutos: son entrenamiento para la mente.
No me extraña nada que la atención es limitada. Ser multitarea, agotan al cerebro. Dividir la jornada en bloques de concentración y aplicar microaprendizaje permite retener información de manera más eficiente.
Aprender un poco cada día siempre gana a cualquier maratón improvisada de trabajo.
Durante la noche, el cerebro consolida lo aprendido. Saltarse descansos o trasnochar pensando en pendientes es como llenar un vaso con un agujero: esfuerzo constante y poca retención. Dormir bien y permitir pausas reduce errores, potencia creatividad y mejora el aprendizaje en el trabajo.
Probar cosas nuevas, equivocarse y buscar soluciones creativas activa los circuitos de recompensa del cerebro. Y es que si hay entornos que se permita fallar sin miedo disminuye la ansiedad y los riesgos psicosociales, convirtiendo cada error en aprendizaje real.
Después de estas capas de reflexión, mientras miro otra vez la pantalla tras pasar diez minutos completamente desconcentrada, vuelvo a concentrarme.
Aplicar hábitos inteligentes, cuidado de la salud y un entorno que nos respalde, el cerebro aprende, se adapta y encuentra su ritmo. Así que aquí lo dejo de nuevo continúo mi jornada.
Hasta pronto, cuídate mucho quien seas detrás de la pantalla.
Referencias:
Doidge, N. (2007). The Brain That Changes Itself. Viking Penguin.
Medina, J. (2014). Brain Rules: 12 Principles for Surviving and Thriving at Work. Pear Press.
McEwen, B. S. (2007). Physiology and neurobiology of stress and adaptation. Physiological Reviews, 87(3), 873–904.
Sousa, D. A. (2016). How the Brain Learns. Corwin Press.
OIT (2020). Salud mental en el trabajo: prevención y promoción del bienestar.
Summary in English:
The text discusses how the brain trains itself at work through neuroplasticity and motivation. It explains the importance of attention, breaks, sleep, and a safe working environment for learning and performing better. It highlights how PRL and workplace wellbeing protect mental health and facilitate learning. Finally, it shows that every little effort and concentration contributes to the development and adaptation of the brain.
Celia, esto conecta perfectamente con lo que vivimos en casa. Cuando intento hacer mil cosas a la vez (revisar el móvil mientras ayudo con deberes), mi presencia se diluye y nadie aprende bien. La neuroplasticidad que describes no solo aplica al trabajo: como padres, necesitamos esos mismos "bloques de concentración" para estar realmente presentes con nuestros hijos. El cerebro que se entrena en pausas estratégicas en el trabajo, también sabe crear espacios de gracia en casa. Gracias por recordarnos que el multitasking no es virtud, sino trampa.