La felicidad que encontré cuando mi carrera se detuvo en seco
A veces no es que estés perdida, es que vas tan rápido que no puedes ni pensar en qué dirección vas. Parar asusta, pero también ayuda un poco a recolocarte.
A veces no es que estés perdida, es que vas tan rápido que no puedes ni pensar en qué dirección vas. Parar asusta, pero también ayuda un poco a recolocarte.